Quizás el lector, al pensar en esta problemática, tenga en mente las copias ilegales de marcas de ropa, películas de cine, complementos de moda. Sin embargo, esta industria de lo falso no limita sus garras hacia mercados donde la mala calidad del producto puede no tener efectos colaterales. Como digo, lo inundan todo y el ánimo de lucro sin escrúpulo alguno les lleva a copiar medicamentos, piezas de automóviles, baterías de móviles, etc. Son piezas industriales cuyo fallo por mala calidad puede tener dramáticas consecuencias.
Este fenómeno es una auténtica involución industrial dado que uno de los grandes avances del siglo XX ha sido establecer requisitos y garantías sobre los productos que requieren superar pruebas y especificaciones para poder ser comercializados. Esta venta de productos que no gozan de esas garantías y que hacen trampas no teniendo que superar los habituales controles de calidad no puede estar justificada por el abaratamiento de costes. Cada producto que se lanza al mercado supone una responsabilidad por parte del fabricante y esta industria de lo pirata ignora estas restricciones. El problema es compartido entre fabricante y cliente pero lo grave de esta situación es que el cliente empieza a ignorar cuando está ante un original y cuando está ante una copia. Es quizás una de las reflexiones más sangrantes del documental.
Lo que más preocupa es sin duda esta situación en el mercado de los fármacos. No se si mi subconsciente me traiciona, pero dos de las problemáticas que más deben preocuparnos respecto al comercio electrónico "incontrolado" son quizás el fomento de las adiciones (y ya comenté la semana pasada la problemática del juego online) y la venta de medicamentos fraudulentos.
Obviamente cualquier persona con un poco de sentido común no puede encontrar razonable que a través de Internet el precio de las cosas baje ostensiblemente y que crea estar adquiriendo un producto original. No existen los duros a cuatro pesetas y aunque Internet puede generar reducción de costes, no hace milagros con los procesos de fabricación de las cosas. Por tanto, las disminuciones de precio están asociadas a otros factores y en muchas ocasiones, relacionados con la piratería industrial.
Sorprende la capacidad de esta industria de lo falso por lograr buenas imitaciones pero también, personalmente, me lleva a pensar si no es esta la parte del iceberg que hace visible las fugas de información de las grandes marcas. La protección de la propiedad industrial, cuando se trata de propiedad intelectual será una de las áreas que seguirá haciendo crecer la seguridad de la información. No es casual que la certificación ISO 27001 cuente con un gran éxito en países muy industrializados como Japon. En la Web http://www.iso27001certificates.com/
se pueden consultar las estadísticas no oficiales de las certificaciones ISO 27001 a nivel mundial y sorprende ver el liderato absoluto de Japón respecto al resto del mundo.
De 6443, 3500 más o menos corresponden a Japón lo que hace pensar que este país es generador de ideas y que entiende que su futuro pasa por garantizar al máximo su protección para poder luego vivir de la explotación comercial e industrial de su investigación y desarrollo. Hay una frase célebre de Bernard Shaw que resume esta problemática perfectamente:
"Si tú tienes una manzana y yo tengo una manzana e intercambiamos las manzanas, entonces tanto tú como yo seguiremos teniendo una manzana cada uno. Pero si tú tienes una idea y yo tengo una idea, e intercambiamos las ideas, entonces ambos tendremos dos ideas"
El problema es complejo de solventar dado que el volumen de negocio que se mueve a través de las redes de transporte sólo permite la inspección de un reducido número de contenedores por lo que los malhechores saben que tienen las de ganar. Esta situación pretende ser, en alguna medida, paliada por normas como ISO 28000 que trata de preservar la seguridad de la cadena de suministro.
El documental completo puede verse mediante TVE A la carta en "El negocio de lo falso"