La nueva norma, oficialmente denominada "Information technology -- Security techniques -- Information security management -- Measurement" viene a sofocar uno de los grandes abismos que existen en el proceso de construcción de un SGSI. Ya he comentado muchas veces que certificarse con ISO 27001 es establecer que las cosas se vigilan dentro de un marco de gestión y que existen procesos de mejora continua sobre el funcionamiento de las medidas de seguridad. Sin embargo, gestionar bien no implica tener buena seguridad. Obviamente ayuda mucho tener un marco de gestión y revisión continua pero es sólo una condición necesaria, no suficiente.
Esta nueva norma establece criterios para la medición del estado de la seguridad. Es aquí donde los datos y las evidencias deben poner al SGSI en su sitio. Es cuando los resultados nos proporcionan información sobre cual es la situación real de las medidas y si están o no funcionando de acuerdo a los objetivos planteados. Por eso es tan importante la publicación de esa norma. Es la única manera de valorar si tanta gestión de la seguridad está sirviendo para algo, y esos hechos avalados por resultados y datos concretos que se están midiendo.
Por tanto, un SGSI certificado y todo que no logre unos buenos resultados en sus indicadores será solo un adorno, dado que habrá una bonita gestión pero con ello no se estará logrando satisfacer los objetivos planteados.
Estas reflexiones ya las plantee de forma más extensa en el post SGSI virtuales en su momento. Os resumo lo que en aquel momento comentaba respecto a las métricas.
La medición debe servir para cuestionarnos continuamente en base a logs, datos y registros si las medidas de seguridad están funcionando bien. Hemos visto que es esencial establecer unos objetivos relevantes para la seguridad de la organización. Pues igual de crítico es establecer un buen conjunto de indicadores que sirvan para evidenciar que las cosas funcionan y podemos dormir tranquilos. Esta información, desde la perspectiva de la gestión, es la más crítica dado que es la base de la retroalimentación del sistema, los datos que se utilizan para hacer ajustes. Por tanto, debemos disponer de sensores de diferente naturaleza y con diferentes objetivos: medir la evolución de la ejecución del plan, valorar el rendimiento y funcionamiento de las medidas de seguridad, vigilar el entorno por si se vuelve más hostil y es necesario modificar la valoración de las amenazas, etc. Cuando se audita, al revisar el análisis de riesgos, mirar qué objetivos tiene el SGSI y en qué indicadores se basa ya te puedes hacer una idea de si tienes delante un SGSI real o virtual. ¿Por qué? Muy sencillo, si la información utilizada por las actividades de gestión es mala, la propia gestión es mala. Si las decisiones no están enfocando los verdaderos problemas y no se está vigilando lo que es importante, el ciclo PDCA da vueltas pero no aporta valor a la Organización. Tener un SGSI dando vueltas de mejora continua produce beneficios pero si quien tiene el timón del barco no sabe dónde tiene que ir, dificilmente podrá lograr llegar a puerto. Serán las incidencias que se vayan registrando las que nos pongan de manifiesto estos hechos pero de nuevo se reacciona en base a fallos, y esa no es la idea principal.