Mi reflexión de hoy, como empieza a ser habitual va a comentar el post de ayer de Bruce Schneier al que admiro porque es capaz de analizar la seguridad con un consciente sentido común que no es el más común de los sentidos.
Su post "Security as trade-off" comenta el editorial aparecido en The Economist sobre el necesario equilibrio que debe considerarse al pensar en la seguridad. Imagino que todas estas reflexiones se justifican dado que los Estados Unidos están usando y abusando de la seguridad como principal criterio para tomar decisiones y muchas veces algunas cosas se están llevando demasiado lejos, llegando incluso a un estado de paranoia nacional.
Como bien dice el artículo, todas las tecnologías tienen buenos y malos usos. El debate se abre por la decisión de introducir antenas para dar cobertura a los moviles en el metro. Como bien sabemos, los atentados de Madrid utilizaron las alarmas del móvil como elemento para activar la detonación. Si ahora se permite tener cobertura dentro del metro, podría utilizarse una llamada para lo mismo. Por el hecho de que esta posibilidad exista, ¿es justo plantearse el no dar este servicio?
La reflexión del The Economist me recuerda al dilema del cuchillo o del destornillador, que puede ser un útil o un arma en función de la persona que lo utilice. Por tanto, no se trata de demonizar las nuevas tecnologías, el correcto uso por parte de la gente inocente debe primar frente a los pocos que abusan o mal utilizan estos medios para producir daño.
También en este sentido, aparece hoy en BBC Technology un artículo sobre la iniciativa del Instituto ISECOM y la Universidad de "La Salle" de Barcelona sobre el curso de hacking ético. El artículo se referencia en Training a new breed of hacker.
Aunque imagino que su publicación ha sido un elemento de marketing, el tratar el hacking en positivo es una medida de concienciación necesaria. A las nuevas generaciones que ya nacen con la tecnología aprendida hay que enseñarles cuales son los criterios por los que estas tecnologías han sido creadas. Esa reflexión también aparece en el libro de Michael Cripton "Parque Jurásico". Habla del diferente uso que se le da a un descubrimiento. Quien sabe lo que ha costado conseguirlo y el por qué de lograrlo tiene conciencia de cual debe ser su correcto uso. Quien hereda todo ese conocimiento, no valora de forma adecuada ese descubrimiento y puede llegar a hacer un mal uso de el.
De alguna forma, con el tema del hacking nos está ocurriendo lo mismo. Herramientas de seguridad que han sido creadas para facilitar la gestión de redes y sistemas pueden ahora ser vistas como herramientas para buscar agujeros de seguridad y cometer delitos. El cómo se enseñe para que sirven estas tecnologías puede influir en cual debe ser su uso.
En cualquier caso, es importante que las nuevas generaciones entiendan el por qué te tipifican como delito estas nuevas fechorías. Que robar o matar sea facil no relaja su calificación moral sobre el acto. Que hackear o espiar sea facil no rebaja la gravedad de esta fechoría que atenta contra un derecho fundamental como es la intimidad de las personas y que tanto tiempo nos ha costado construir.
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