Estamos inmersos en
la sociedad de la información y cada día podemos darnos cuenta de ello porque
somos arrastrados por un torrente informativo que nos satura y aturrulla. Hay
un proverbio anónimo que dice "uno con un reloj sabe la hora, con dos no
está tan seguro". Este es quizás el mal endémico que produce la facilidad
de acceso y la ingente cantidad de fuentes que podemos consultar ahora desde
nuestra palma de la mano con el simple acceso a nuestro Smartphone. Las cosas
que nos rodean se hacen cada vez más inteligentes y el ser humano va delegando
cada vez más ciertas tareas básicas que requieren el uso de algunas de sus
capacidades pero que ahora pueden externalizarse. Cada vez recordamos menos teléfonos
porque ya no los marcamos número a número, no apuntamos fechas de cumpleaños
porque nos llegan notificaciones automáticas y un sinfín de ejemplos más de
tareas que estamos delegando en los diferentes gadgets que nos acompañan.
¿Es esto bueno o malo?
Es la evolución natural y sólo el tiempo dirá que consecuencias tiene para
nuestro futuro y supervivencia. Lo que sí ocurre es que toda esta delegación
exterior confía en la existencia de una infraestructura externa permanente que
no puede fallar. Si en siglos anteriores el agua ha sido y es un recurso vital,
en el siglo XX añadimos la electricidad y en el siglo XXI vamos a añadir la
información. La sociedad de la información y el conocimiento se justifica
precisamente por esa alta dependencia de estos recursos para sustentar las
actividades cotidianas de la naturaleza humana.
Ante estos
acontecimientos y quizás provocado por esa necesidad de adaptación y
supervivencia que nos es instintiva, es necesario al menos establecer un
criterio ordenado de selección y clasificación de información que nos permita
procesar y asimilar el torrente de conocimiento al que tenemos acceso a diario.
Para ello, lo primero que hemos de asumir es esa pequeña frustración de no
poder llegar a todo. Nos cuesta tener que reconocer que somos limitados y en
muchos casos nos auto engañamos creyendo que por consultar o mirar gran
cantidad de información estamos al día y al corriente de todo. Sin embargo creo
que hemos cambiado cantidad por calidad. Ahora es posible y fácil acceder a mucho
pero fruto de ese exceso, podemos abarcar muy poco. Esto se traduce en una
cultura de la inmediatez y del procesado masivo y superficial que realmente no
incrementa el nivel de conocimiento sobre las cosas. Esta forma de procesar
información en el ser humano no hace que utilice sus mejores capacidades
cognitivas puesto que el uso de estas requieren de la capacidad de
concentración de nuestra mente.
Paradójicamente todo
lo que nos rodea dificulta cada vez más el disponer de las condiciones
necesarias para lograr esa concentración mental que permite a nuestro cerebro
rendir al 100%. La introducción de dispositivos móviles, la conectividad a
todas horas y de los nuevos hábitos digitales han creado un entorno de
permanente interrupción que posiblemente lastre nuestro rendimiento futuro
hasta que se produzca una evolución de nuestro cerebro para adaptarse a este
nuevo entorno. La multitarea intelectual genera una falsa sensación de
rendimiento provocando que en muchos casos, las actividades se realicen con un
bajo nivel de atención.
Para intentar
poner cierto orden y control al torrente informativo en el que nos vemos inmersos, debe diseñarse una
estrategia formal de canalización de los datos que los vaya almacenando en
diferentes repositorios según criterios concretos para posteriormente ir
procesándolos hasta transformarlos en conocimiento. El presente documento es fruto de un tiempo de reflexión y trabajo sobre esta problemática y presenta lo que llamo "gestión inteligente de información digital o abreviado GIID" que es el método que
actualmente empleo para hacer frente al problema de la recopilación,
clasificación y uso de la ingente cantidad de información que tenemos que
procesar.
- Descargar documento "Gestión inteligente de información digital de Javier Cao".
Esta gestión de etiquetas permite ahora en base a las consultas sencillas que permite hacer Evernote generar diferentes actividades de gestión que forman parte del ciclo de tratamiento de estos "datos" para llegar a convertirlos en conocimiento. Ahora, cuando tengo que procesar mi contenido en Evernote, puedo hacer cosas como estas:
- Decidir por el contexto qué puedo procesar. Si tengo conexión a Internet proceso las notas de tipo enlace pero si no la tengo, proceso notas de tipo Adjunto.
- Puedo buscar los elementos pendientes de clasificar y ordenarlos en las libretas correctas.
- Puedo ver las notas que están "Pendientes" y en función de lo que me apetezca hacer, completar las acciones que desee como "Ver", "Leer", "Escribir"...
- Puedo consultar cuales son las notas que han caducado y expurgar el archivo eliminado aquellas cuya fecha de creación es anterior al periodo de caducidad.
Si el método te ha gustado, podrás encontrar en Ifttt.com muchas de las recetas que he creado para implementar la recopilación automática. Puedes buscarlas bajo porque todas empiezan con la palabra GIID o están vinculadas a mi usuario.
Si consideras que este texto ha sido útil e interesante y que puede contribuir a resolver tu problema puedes realizar una donación si te apetece.
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