Quiero hoy comentar varios post publicados en diferentes blogs entorno a la problemática que plantea el RFID y las potenciales agresiones a la privacidad.
En primer lugar, destacar el comentario en el blog de Jose Manuel Fernández en relación a la noticia publicada por la Asociación de Internautas.
“La CLI, ante la falta de normativa y ante las implicaciones que podría tener la implantación generalizada de RFID (identificadores por radiofrecuencia) en materia de protección de datos de carácter personal, ya informó hace un año a la Comisión Europea de los graves riesgos que conllevaría un uso ilícito de RFID pero también alerta de que sin una mayor sensibilización ciudadana hacia estos asuntos no será posible controlarlos adecuadamente.
El uso de RFID nos está suscitando numerosas preocupaciones en materia de protección de la vida privada de las personas por los nuevos riesgos para la intimidad y el ejercicio de los derechos y libertades que presenta esta nueva tecnología. Cabe destacar que en algunos estados de los EEUU como, por ejemplo, California, ya disponen de una normativa sobre el uso de RFID. Aquí, la Comisión Europea, a través del Grupo de Trabajo del artículo 29 de la Directiva 95/46/CE, está analizando las implicaciones que conlleva el uso de esta tecnología y, en este sentido, solicitó hace meses la opinión de partes interesadas en una consulta pública, entre ellas a la CLI."
En segundo lugar y en relación con estos hechos, ayer mismo el blog de Bruce Schneier se hacía eco de un estudio de la Universidad de Washington en donde han demostrado como utilizando el kit de Nike+Ipod se puede hacer el seguimiento y localización de la persona que lo lleva puesto mediante Google Maps. Este kit está siendo vendido para corredores que quieren saber el tiempo de carrera, la distancia que recorren, las calorías que consumen.
Como dice Schneier, los chips no tienen información que identifiquen a una persona, pero si todos tienen un identificador único, entonces ser posible entonces localizar a una persona si se sabe el ID del producto que compró.
Aunque anecdótico o de ciencia ficción, es un ejemplo más de como no se piensa en proteger la privacidad cuando se diseñan estos aparatos y de lo sencillo que resulta modificar su uso original para obtener otros usos menos lícitos. Adjunto el estudio que Schneier comenta de la Universidad de Washington.
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