Leo via Republica Internet un excelente artículo que plasma la situación actual del Derecho que regula la intimidad, en formato electrónico.
Recomendable tanto el blog como el texto integro del artículo.Intimidad: Un derecho en crisis. La erosion de la privacidad
Extraigo parte del documento que me parece de una claridad y exposición brillantisima.
"En mi opinión existen una serie de derechos, consagrados en la Declaración de Derechos Humanos, que no pueden ser objeto de comercio. Sin discusión alguna, coincidiremos todos en que sería nulo de pleno derecho un contrato en el que se pactase el asesinato de una persona. De igual modo la libertad: no puede aceptarse un contrato que pacte el esclavismo. Cualquier sindicalista sabe que muchos derechos laborales son irrenunciables. Sin embargo, cuando nos acercamos a derechos como la intimidad, surgen las primeras diatribas. ¿Es renunciable por contrato, a cambio de un precio?
La ideología neoliberal imperante ya ha dado respuesta a esa pregunta: todos los derechos son renunciables, todo se puede comprar y vender. Aún no tienen poder para comerciar sobre la libertad y la vida, pero todo se andará. Plantearse desde esa perspectiva el respeto a la intimidad es ilusorio.
Lo cierto es que programas como Gran Hermano evidencian que la intimidad es un derecho en crisis, algo que puede ser objeto de comercio y discusión pública: en el mercado, en la peluquería, en el casino. El comportamiento del sistema en relación al derecho a la intimidad recuerda a los mercados financieros: la mejor forma de apropiarse a bajo precio de valores bursátiles es convertirlos en bonos basura. Al devaluar la intimidad, es más fácil comprarla. Convertirla en basura es un paso previo a su destrucción total por vía legislativa.
¿Es tan importante la intimidad como la libertad o la vida? En un mundo digitalizado y globalizado, entiendo que deben ponerse al mismo nivel, y ello porque la intimidad es el último reducto del ser humano frente al sistema. Si se suprime la libertad de prensa, el derecho de reunión y asociación, sólo nos queda la intimidad para conspirar frente al poder. Sin intimidad no hay revolución posible. En el futuro Mundo Feliz que están construyendo los medios de comunicación al servicio de las corporaciones multinacionales, la última posibilidad de resistencia reside en el derecho a la intimidad: nuestra última barricada."
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